domingo, 20 de diciembre de 2009

Eliane Bosh - Reconciliación

Epoca siglo XVIII – Lugar: Inglaterra. Helen era muy feliz, pues se había comprometido con Patrick, el dueño del castillo Hampton, hacía unas semanas. Ambos estaban enamorados , después de haberse conocido en un baile.


Ahora , este había proyectado, con familiares y amigos, la presentación formal de su novia. Habían programado un pic nic pues el tiempo estaba muy agradable.


Llegó el día y ella se puse un lindo vestido para esta ocasión y el estaba radiante y orgulloso de presentarla a todos. Pero un hecho fortuito iba a nublar este festejo. Helen estaba hablando con unas señoras, cuando llegó un joven a caballo. Ella en seguida lo miró pues su caballo cojeaba. Se acercó, y al bajar del caballo el jinete, ella resueltamente se acercó al animal y después de acariciarlo, apoyó su pierna en la pata delantera, haciendo que la subiera y así observó que tenía la herradura floja y se le había incrustado una pequeña piedra. Con sus dedos rápidamente sacó dicho objeto que tanto lastimara al animal, pero este se movió por el dolor y al bajar la pata, piso la pollera de su sanadora. El vestido se rompió en el ruedo y en ese momento se dio cuenta que todos la miraban y lo peor fue la cara de Patrick. Este se acercó, la tomó de un brazo y bruscamente la llevó adentro. A solas empezó a decirle con una furia contenida: - ¿que has hecho?¿ Tu crees que una dama como debe ser mi prometida, puede hacer lo que acabas de hacer? El arreglo de la pata del caballo es trabajo del herrero y no de una dama…Me has avergonzada ante mis invitados… ¡Esto no puede volver a suceder! – se dio vuelta y apretaba los puños con furia. A Helen le empezaba a nublar la vista pues las lágrimas se agolpaban en sus ojos… estaba anonadada… no sabía que hacer…quería salir corriendo de allí. Al ver que el no le decía nada, salió y se escurrió sin que la vieran y al encontrar un carruaje, le pidió al cochero la llevara a su casa.


Entró llorando…su familia no estaba pues se encontraban en el castillo. Se tiró en la cama y estuvo horas así. Cuando la madre vino le dijo que quería dormir y la dejaron tranquila.


Los días siguientes fueron una tortura para Helen… su familia no le preguntaba nada pero la miraban con tristeza. Ya no lloraba pues sus lágrimas se habían secado… pero tenía su cara pálida y los ojos tremendamente hinchados.


Al tercer día llegaron del castillo con una carta para ella. Se fue bajo un árbol que era su preferido, para leerla tranquila. Su corazón latía muy fuerte… tenía miedo de abrir y ver su contenido. Sus manos temblaban cuando al fin rasgó el sello para empezar a leer: - mi amada Helen: debo pedirte perdón y espero que lo puedas hacer, por las palabras tan hirientes que te dije…Estuve pensando y me doy cuenta que fui un perfecto estúpido. Estoy completamente avergonzado de mi proceder. Podrás perdonarme, mi amada, mi vida…te amo tanto! Comprenderé si no lo haces, pues mis palabras fueron muy duras ; en ese momento no comprendí que tienes un alma tan dulce y buena , que también amas a los animales y no quieres verlos sufrir. Eso es muy loable! Ya sé de tu bondad con todos y sobremanera conmigo. Quiero agradecerte de ser como eres…¡ pero necesito tu perdón para poder demostrarte cuanto te amo! Mi vida no vale nada si no puedo estar a tu lado…


Si me perdonas, te espero en el bosque, hoy a las tres de la tarde. Espero con todo mi corazón verte llegar…Te amo…te amo… tuyo para siempre – Patrick



La cara de Helen estaba radiante… quería saltar, reír a carcajadas, abrazaba la carta sobre su pecho… caminaba de un lado a otro. Cuando entró en la casa, la familia entendió que esa carta le había dado una gran alegría… Pidió que le preparen el carruaje para la tarde y al llegar la hora, después de arreglarse y peinarse, salió hacia el bosque del castillo.



El hacía más de una hora que la estaba esperando con cara muy seria. Cuando vio llegar el coche, se acercó para darle la mano para descender, y allí se miraron sin hablar unos segundos. Cuando el carruaje se alejó, Patrick le musitó: - gracias por estar … temía que no vendrías…yo… - y ella le puso un dedo sobre sus labios silenciándolo… - yo también debo pedirte perdón y te prometo que no haré nunca más una cosa así, cuando tengas invitados – entonces, a él se le iluminó la cara, se acercó y la beso larga y apasionadamente.


Después de unos minutos dijo:- te corrijo…primero cuando “tengamos” invitados y segundo me parece muy bien si quieres curar o ayudar a cualquier animal. Tendrás mi aprobación!. –



Y volvieron a besarse apasionadamente. Luego empezaron a conversar sobre la boda pues la reconciliación había unido mucho más a esta pareja.


Eliane Bösch